Historia Cheste: El fin de los señorios. SiglosXVIII y XIX
Apenas superada la crisis del siglo XVII —y cuando la población y la economía empezaban a recuperarse- se inició la Guerra de Sucesión, una guerra civil que facilitó el camino hacia la uniformización y centralización, poniendo punto final a la época foral. La baronía de Cheste sufrió directamente el impacto del conflicto bélico.
Después de esto, y a pesar del dudoso comienzo de la centuria, se inició un crecimiento económico, que posibilitó un considerable incremento demográfico. La población de Cheste había superado ya a finales del siglo XVII los efectos de la expulsión de los moriscos, alcanzando los 160 hogares. A principios del siglo XVIII, recién acabada la Guerra de Sucesión, la población de la baronía no sólo se mantenía, sino que había crecido ligeramente.
Fue en este periodo cuando se intensifico pugna constante entre los vecinos y el señor por el control del poder municipal de la baronía de Cheste.
Apenas habían transcurrido treinta años desde que señor y vasallos aceptaran la concordia que recomponía sus recíprocas obligaciones cuando los campesinos de Cheste y su señor, Diego Mercader, nuevamente volvieron a enzarzarse en diversos pleitos y litigios. La oposición antiseñorial enlazó sin solución de continuidad con las situaciones revolucionarias que caracterizaron la primera mitad del siglo XIX.
Estas características y contradicciones fueron inherentes a la crisis del Antiguo Régimen, aquella sociedad anterior a la revolución liberal, definida por los señoríos, los privilegios y el absolutismo.
La reacción feudal, desde el tercer cuarto del siglo XVIII, provocó nuevos enfrentamientos y pleitos. Esta tensa situación se mantuvo hasta la invasión francesa y la llegada de los primeros decretos de las Cortes de Cádiz.
En mayo de 1814, la situación política dio un giro brusco. Fernando VII decretó la derogación de la Constitución. Se iniciaba así la restauración del viejo orden., un periodo en que la reacción señorial fue la nota dominante.
En este contexto, se entiende perfectamente la resistencia antiseñorial. La situación económica favorecía el descontento social y político. En este periodo, adquirió cierta preeminencia la lucha del ayuntamiento de Cheste por retener la propiedad de sus montes y pastos.
El siglo XIX supuso el final de los señorios en la Baronía de Cheste y la decadencia definitiva del sistema del antiguo régimen. Las guerras Carlistas fueron la última amenaza de un sistema moribundo.
Y es que, los acontecimientos revolucionarios que acontecieron en la primera mitad del siglo XIX implicaron el paso de la sociedad señorial a la capitalista.
Los señoríos fueron abolidos, las tierras de la Iglesia y de los municipios fueron desamortizadas y se estableció la libertad de industria y comercio. A nivel social, se estatuyó la igualdad jurídica de todos los ciudadanos, desapareciendo la división estamental. A nivel político, se instauró un sistema representativo, expresado en la pluralidad política, elecciones periódicas y un marco constitucional.